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Las patatas son consideradas un superalimento por su alto contenido en nutrientes esenciales como vitaminas C y B6, potasio y fibra, que contribuyen a la salud cardiovascular y al sistema inmunológico. Además, son una excelente fuente de carbohidratos complejos, proporcionando energía sostenida. Su versatilidad en la cocina y su bajo costo las hacen accesibles y valiosas en una dieta equilibrada, promoviendo la saciedad y el bienestar general.

La patata es un superalimento

La patata es un alimento que se lleva utilizando por todas las culturas desde tiempos ancestrales y en la actualidad se ha convertido en uno de los denominados “superalimentos” por excelencia… Además de ser muy nutritiva, sus hidratos de carbono complejos, la fibra y sus vitaminas contribuyen a que la salud del organismo esté siempre en orden.

La creencia popular es que el alimento que contiene más potasio es el plátano, pero nada más erróneo. La patata con piel contiene bastante más potasio, 421mg por cada 100g de producto, y es rica en hidratos de carbono y vitaminas del grupo B, frente a 350mg por cada 100g de plátano.

El potasio se considera un nutriente clave para ayudar a controlar la presión arterial, mantiene estable nuestro ritmo cardiaco, ayuda a la función del sistema nervioso y hace que los músculos se contraigan de forma adecuada.

 La dosis diaria recomendada es de 3,5 gramos al día, según la OMS. Dosis que la población no suele consumir, en cambio consume un exceso de sodio y este desequilibrio incrementa los riesgos de sufrir hipertensión y problemas cardiovasculares, cosa que se puede revertir con una correcta alimentación.

 Además, la patata tiene la ventaja de ser un alimento económico y que se puede cocinar de mil maneras… por todo ello, la patata debe de ser un alimento básico en nuestra dieta mediterránea.

Las patatas pueden ser muy útiles para quienes desean perder peso o evitar ganarlo. Una ración media de patatas cocidas sin piel (180 g) contiene unas 140 calorías, un contenido energético muy inferior al de la misma cantidad de pasta cocida (286 calorías) o arroz cocido (248 calorías).

Otro aspecto interesante para quienes no quieren ganar peso es que las patatas tienen un elevado índice de saciedad. Debido a que la densidad energética, es decir las calorías por gramo de alimento, de las patatas cocidas o asadas es baja, consumir una gran cantidad de ellas no equivale a un gran consumo calórico (aproximadamente 140 kcal en una ración de tamaño medio). 

Esto puede ayudarle a sentirse lleno sin consumir demasiada energía. Un estudio realizado sobre los efectos en la saciedad de distintos alimentos halló que las patatas tienen un índice de saciedad tres veces mayor que la misma cantidad de calorías de pan blanco.

Las patatas son una buena fuente de fibra, cuida tu microbiota y contribuyen a la sensación de saciedad y facilitan la función digestiva.

Una ración de 180 g de patatas cocidas proporciona 3 gramos de fibra, lo que representa más del 10% del consumo diario recomendado, estimado en 25 gramos. 

Algunas personas prefieren comer las patatas cocidas con piel por su sabor más intenso. Además, de este modo contienen más fibra. Sin embargo, hay que tener cuidado de no comérsela con manchas verdes ya que indican la presencia de niveles altos de glicoalcaloides como la alfa solanina, cuyo consumo en grandes cantidades puede provocar problemas de salud. 

Una pequeña cantidad del almidón presente en las patatas se resiste a la digestión (de ahí el nombre de “almidón resistente”). Esto ocurre especialmente cuando se comen las patatas frías después de haberlas cocinado, como en la ensalada de patatas. 

La acción del almidón resistente en el organismo es similar a la de la fibra y contribuye al control de los niveles de glucemia y lípidos en la sangre.

La patata es una aliada para combatir el envejecimiento, son ricas en minerales necesarios para el buen funcionamiento del cerebro y de los músculos. 

Su consumo proporciona energía (son fuente de vitaminas B1 y B6, que contribuyen al normal metabolismo productor de energía); tienen acción antioxidante por su alto contenido en vitamina C, que ayuda a proteger las células contra la oxidación, evitando por tanto la formación de radicales libres perjudiciales para el organismo; ayuda a la salud del corazón, ya que el potasio contribuye a mantener la presión arterial normalizada y la tiamina (vitamina B1) ayuda al funcionamiento normal de este músculo.

Las patatas son una fuente de vitamina C. Una ración media de patatas cocidas (180 g) contiene unos 10 mg, aproximadamente una octava parte de las necesidades de una persona adulta. 

Las patatas nuevas contienen el doble de esta cantidad, por lo que una ración normal tiene aproximadamente una cuarta parte de la cantidad de vitamina C que necesita un adulto. 

Aunque hay muchas frutas y zumos de fruta que contienen vitamina C, ningún otro alimento rico en almidón contiene tanta cantidad como la patata. 

A pesar de que la vitamina C es sensible al calor y una parte desaparece al cocinar los alimentos, las patatas cocinadas retienen la suficiente cantidad como para constituir una buena fuente de este nutriente. 

La vitamina C es necesaria para tener una piel, dientes, encías, músculos y huesos sanos, y también contribuye a la absorción del hierro procedente de fuentes vegetales que, de otro modo, el cuerpo no asimila bien. 

Además, la vitamina C tiene un efecto antioxidante y algunas patatas, especialmente las de carne amarilla, naranja o rojiza, y las batatas, contienen cantidades significativas de otros antioxidantes como carotenos o flavonoides.

La proteína regenera tus tejidos y energía: el poder oculto de la patata

La patata, uno de los alimentos más comunes y versátiles del mundo, es muchas veces subestimada en cuanto a su valor nutricional. Aunque suele destacarse por su contenido en carbohidratos, también aporta proteínas de buena calidad que desempeñan un papel fundamental en la regeneración de tejidos y en el mantenimiento de la energía corporal.

Las proteínas presentes en la patata, aunque en menor cantidad que en productos animales o legumbres, contienen aminoácidos esenciales necesarios para la reparación de músculos, piel y otros tejidos. Además, estas proteínas contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmunológico y ayudan a mantener el equilibrio hormonal.

Otra ventaja clave es que la proteína de la patata es de fácil digestión, lo que la convierte en una opción saludable para personas con sistemas digestivos sensibles o para quienes buscan una fuente vegetal complementaria de proteína. Al ser combinada con otros alimentos, como cereales o legumbres, puede formar una proteína completa que proporciona todos los aminoácidos esenciales.

Además de su aporte proteico, la patata es una fuente natural de energía gracias a sus carbohidratos complejos, lo que la convierte en un alimento ideal para recuperar fuerzas después del ejercicio físico o durante jornadas de alta demanda energética.

 

Incluir patatas en una dieta equilibrada no solo contribuye a la energía diaria, sino que también apoya los procesos de recuperación y mantenimiento del cuerpo gracias a su contenido proteico. Es un claro ejemplo de cómo los alimentos sencillos pueden ofrecer beneficios esenciales para nuestra salud

Las patatas también contienen varias vitaminas del grupo B. Una ración media de patatas cocidas (180 g) contiene más de una sexta parte de las necesidades diarias de un adulto de las vitaminas B1, B6 y folato. 

Estas vitaminas del grupo B tienen numerosas funciones en el organismo, incluyendo un papel importante en el metabolismo de los carbohidratos para proporcionar energía y mantener la salud de la piel y el sistema nervioso. 

El folato es necesario para el crecimiento y desarrollo de las células. Por esta razón, es especialmente importante garantizar el consumo de una cantidad adecuada antes y durante el embarazo. El folato también es esencial para la producción de glóbulos rojos.

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Descubre el valor nutricional de la patata, un super alimento cargado de nutrientes, propiedades y beneficios para la salud.